Sergio del Molino – Aquí el libro
Editorial: Turner Noema. Año: 2016
«Hay dos Españas: una urbana y europea, y una España interior y despoblada. La comunicación entre ambas ha sido y es difícil. A menudo, parecen países extranjeros el uno del otro. Y, sin embargo, la España urbana no se entiende sin la vacía».
Esa España interior del Quijote, la que divisamos desde la autovía, la de los pueblos que para algunos son la feliz aldea de los veranos infantiles y para otros el paisaje de la leyenda negra, es la España vacía de este ensayo.
Buñuel, Azorín o Almodóvar la convirtieron en escenario. Los políticos la visitan en campaña electoral y la olvidan en cuanto llegan al gobierno. Los urbanitas vuelven a ella soñando con una vida más fácil. Y los que la viven bajan a Madrid a gritar que existen.
“He sentido el impulso de salir de pueblos sin nada, que reciben la visita del médico una vez por semana…Lugares donde el bar abre como servicio comunitario unas pocas horas a la semana, donde no hay cobertura de móvil…pueblos que en invierno solo están habitados por dos o tres ancianos que pasan los días pegados al brasero…pueblos a punto de desaparecer, que desaparecerán como tantos otros en cuanto sus últimos veinte o treinta vecinos mueran…”
“Aunque la idea de las misiones pedagógicas estaba ya en el espíritu de Giner de los Ríos, quien las propuso por primera vez en 1881 con el nombre de misiones ambulantes fue Manuel Bartolomé Cossio…. Pero fueron apenas cinco años. La guerra estalló cuando el proyecto comenzaba a afianzarse y cuando sus gestores, muy en especial María Moliner, empezaban a aprender algo de esa experiencia y podían aplicarla a perfilar y mejorar los planes”
“Tocar esas ruinas, pasear entre ellas, es pasearnos. No es que reconozcamos ese paisaje, es que somos él. Somos esa España vacía, estamos hechos de sus trozos. Es la única forma plausible de patriotismo que queda para un español”