LA TIERRA DESNUDA

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Rafael Navarro de Castro – Aquí el libro

Editorial: Alfaguara.    Año: 2019

Decía Luis Buñuel que, en su pueblo de Teruel, la Edad Media había durado hasta bien entrado el siglo XX. Algo así sucede en el escenario de esta novela, un lugar que puede ser cualquiera en la España interior. Allí nace, al mismo tiempo que la Segunda República, un niño llamado Blas.

Y en el mismo lugar muere, ochenta años después, sin ser consciente de que4 se lleva a la tumba una forma de vida milenaria. Él es el último. Nadia más sigue sus pasos. Blas sabe de animales, de viñas y tomates, sabe cuidar de su familia y sabe también guardarse unos cuantos secretos.

La vida de Blas, una historia corriente que el río del tiempo ha hecho ya única, es la historia de España en el último siglo. Contada con las manos manchadas de esa tierra desnuda sobre la que vivió toda una sociedad rural, se dirige a esa parte de nosotros que no se resigna a vivir entre ladrillos. Un debut con ecos de Delibes y Chirbes. Una novela que nos conecta con la memoria compartida de todo un país. 

“Los disparos revientan cuando el chocolate se deshace en su boca. Con los cazos llenos de leche, los soldados salen corriendo ladera arriba, igual que las monteses con las que sus compañeros están afinando la puntería. No aciertan ni una. Cerca de la cumbre, las cabras se paran y vuelven la cabeza. Por esta vez han tenido suerte”. 

“-¿La Rosarito? ¿Y esa quién es?

-La mujer que limpia en su casa. Esa que me saludó a la salida de la iglesia

-No lo entiendo. ¿Y esa que tiene que ver?

-Desde luego, los hombres es que no os enteráis de nada. Pues la Rosarito además de la casa también le limpia otras cosas” 

“No consiente que los animales le vean el cuchillo ni las intenciones. Los coge con cariño y, antes de que se den cuenta, ya están desangrados, desollados y listos para la cazuela. El hierro, en sus manos, guarda el instinto de la sangre” 

“La Antonia como siempre, iba a tener razón. Resultó que a las niñas lo que no les gustaba era la leche, ya fuese de cabra, de vaca o de camella. Se habían acostumbrado a esos cartones que venden en loos supermercados y la leche de verdad le daba asco.”