La Sierpe tiene una historia de gente valiente que se atrevió a ir contra el capricho de unas señoronas madrileñas, que se quisieron saltar las leyes a la torera y nuestro mayores las salieron respondones. Mucho dinero y disgusto les costó, pero consiguieron su deseo: SER PROPIETARIOS DE LAS TIERRAS QUE TRABAJARON Y MEJORARON. Al principio fueron tierras proindiviso y posteriormente pasaron a parcelarse. No a todos gustó, pero se facilitó el sistema de transmisión de padres a hijos, una vez que el trabajo agrícola fue desapareciendo, las tierras pasaron a dedicarse a la producción de ganado vacuno extensivo. La calidad del ganado es muy alta, pues los pastos son de alta calidad. M.Montero