Ahora se ha visto, tras el estudio del fenómeno templario y el esoterismo o búsqueda de las verdades esenciales, que este templo de Santa Coloma fue sede de los templarios. Y sus numerosos capiteles, cruces, ventanas y grabados, son la expresión clara de su presencia.

Tras estos recientes estudios, se piensa con mayor certeza, que todo ello fue planificado serenamente como un espacio de religión cristiana, ornado de elementos que hablaban a sus espectadores hace ocho siglos, de la esencia única de la sabiduría: la unión de la Kábala judía, la mística sufí, y el anhelo cristiano de encontrar en Dios, o detrás de él, la fuerza universal del saber, el rigor del Número, el poder de la Geometría”.

El viajero se abstiene de más lecturas y explicaciones en torno a esta maravilla románica. Hay documentación abundante para los más inquietos en lides arquitectónicas.

Su intención es llenarse de misterio, caminar por su entorno entre una vegetación arrolladora e imaginarse ese vivir templario, y la mezcla de manifestaciones esotéricas de cristianos, musulmanes y judíos.

Polígonos, estrellas, triángulos, círculos, figuras bien casadas. Y un número, el doce, que se repite en estas figuras y que se basa en los doce signos zodiacales.

Después de toda una mañana imbuido entre celosías e inspiraciones esotéricas, el viajero camina por Albendiego, nombre de claras resonancias árabes, lo que supone que fuera así denominado por los numerosos mudéjares que poblaron la comarca.

El hecho, es que tras la reconquista, perteneció al Común de Tierra de Atienza, pasando luego al poder de los Duques de Medinaceli, de quienes por casamientos, vino a dar a la casa del Infantado, dentro del devenir común de una serie de lugares anejos a Miedes.

Albendiego es un pueblo tranquilo. Sus casas ofrecen las características de la arquitectura serrana, construidas con piedras extraídas del entorno, predominando el color ocre.

Hace algunos años, la mayoría de sus tejados estaban construidos en su totalidad o en parte, de pizarra, aunque también se usaban tejas fabricadas “insitu” por Tejeros que periódicamente, acudían a este y otros pueblos de la serranía para fabricar este tipo de teja, grande, ancha, fuerte, resistente a los hielos. En la actualidad, todos los tejados a la hora de reformarlos, han utilizado la teja por resultar menos pesada y más fácil de colocar.

Hay casonas con mucho empaque, la mayoría cuidadas con esmero, una encrucijada de callejuelas, cuyo final son regajos de hierba recién segada, el paisaje de prados y cultivos con la mies amarilla y orgullosa. Huertos abundantes y sobre todo ese bosque de árboles que le dan cobijo y protección.

 

Y cómo no, también, algunas casas heridas de gravedad.

Muy cerca del Ayuntamiento, comienzan las sorpresas de las que hablaba el viajero. Una pequeña carpa de circo, rompe la sintonía de piedras y balcones de forja.

El misterio queda pronto desvelado después de hablar con el alcalde, Mario Javier Gallego Pareja. Un personaje atípico en estos menesteres municipales. Su conversación se multiplica en anécdotas y logros conseguidos por quien no nació en el pueblo, pero del que aceptó su adopción hace 16 años.

Él es el propietario del Circo y protagonista por oficio. Su actividad cultural en Albendiego es digna de ejemplo a seguir.

Mario es el artista y organizador de Myau, un espectáculo circense, que se celebra en este pueblo desde hace algunos años. Un espectáculo que incluye un intenso programa con múltiples actividades como talleres de malabares, acrobacias, actuaciones callejeras, conciertos y exposiciones.